20 de septiembre de 2007

Un regalo

Estas líneas son un regalo de un amigo. Al igual que yo las he disfrutado, me gustaría que la disfrutaran otros.

"...y tú??
dónde dejaste tu otra mitad?
Recuerdas en que esquina dejaste caer tu vulnerabilidad?si si, aquello q te hacía humano, aquello q te hace débil pero que te regala el latido de la entrega, la luz de la mirada transparente , la capacidad de abrir los brazos con los ojos cerrados, la confianza... aquello q te hace ser capaz de todo, libre y esclavo a la par, feliz y quebrable, aquello q te distinguía, q te hacía ser "tú" para el otro.
Recuerdas cuando pusiste la última chapa de la coraza? Cuando comenzó a oprimir tu pecho por dentro, pero henchido de orgullo y fuerte por fuera te mantuvo estable, tranquilo, imperturbable y muerto?
recuerdas cuando pasaste a ser lo único que importaba? Cuando decidiste q nada pasaría por encima de tu armadura? cuando tiraste la última gota de amor verdadero que quedaba en ti?
O siempre has sido así??ojalá q no, pq entonces no merecería la pena más q lamentarse por ti. "

8 comentarios:

Anónimo dijo...

UUUFFFF!!!!! Cómo se me ha quedado el cuerpo.

Esmeralda dijo...

Pues.. no quiere decir su nombre. Si quiere él, que lo ponga aquí ;-)

Anónimo dijo...

"Nadie nos avisa que amar es doler, que crecer es aprender, que para recordar y para casi todo..es tarde..."(I.S) Mararia

Esmeralda dijo...

Mararía, nos dejas la dire de tu blog por aquí?

Anónimo dijo...

El amor que no se dice a sí mismo acaba pereciendo por asfixia o inanición, tal vez por eso los enamorados se ensimisman en la repetición de unas fórmulas rituales que actúan a modo de promesas renovadas.

(Prada. El séptimo velo, pág 15)

Esmeralda dijo...

...No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces del dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele. Pequeña Muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña Muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace...
El Libro de los abrazos, E.Galeano

jur dijo...

Vaya Esme, no has cambiado nada...

Esmeralda dijo...

Juan, quién eres??